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    Kioto Imperial

Decadencia


Destruccion de Hiroshima

El Imperialismo Japonés se desarrolló sin grandes inconvenientes durante la Era Meiji, Era Taisho (1912-1926) y parte de la Era Showa. Japón se había convertido en la más grande potencia asiática y una de las más importantes a nivel mundial en términos políticos, territoriales, económicos y militares.
Fue tal el poder que ejercía esta nación que durante la Guerra Mundial declaró la guerra a Alemania, apoyando a la Triple Entente, ocupando las islas de Oceanía que pertenecían al país germano. Luego de esto, invadieron Manchuria (1933) y China en 1937, donde Japón resulta derrotada. Esto chocó con la política imperialista de Estados Unidos, enfriándose la relación entre estos dos países.
En 1941, Japón ataca el puerto estadounidense de Pearl Harbor, ocasionando la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, apoyando a las Potencias del Eje.
El fin del Imperialismo Japonés lo provoca las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki (1945). Esto causa la rendición de Japón, y la renuncia de las pretensiones de “divinidad” del Emperador Hirohito.

Esto provocó un profundo golpe moral a la nación japonesa, pero con los años se recuperó, convirtiéndose en una nación destacada en el ámbito tecnológico, ejerciendo un verdadero imperio económico en todo el mundo con una gran influencia cultural que se ha visto ayudada por los efectos de la globalización.



Emperador Hirohito.

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